«Por cada nuevo Toral, exclamaremos con todo el corazón: bravo».

—León Degrelle sobre el tiranicidio de Álvaro Obregón a manos del militante católico mejicano José León de Toral

«No me siento mexicano, en cuanto al México independiente. Yo me declaro azteca (si esto fuera posible y naturalmente miembro de una orden guerrera), y, quizá, mejor novohispano, esto es, nativo de Nueva España, en cuanto que esta es la única [forma de gobierno] que ha cumplido el destino imperial de México. Mexicano en el sentido que da Sor Juana Inés de la Cruz a la expresión, como orgullo del Septentrión, como miembro de un reino que expulsaba piratas, realizaba expediciones a Alaska o Cíbola, que perseguía a los herejes y a la mala sangre. Los europeos con toda razón, —dado el desmoronamiento de sus formas religiosas medievales y paganas, sienten fascinación por los dioses antiguos de México. Yo tengo un profundo respeto por estos origenes; mas ya no existen, quizá pervivan en el inconsciente pero son incapaces de afirmarse en la realidad. Han sido los criollos los que han rescatado los simbolos imperiales indigenas para enfrentarlos a la dominación española. Mas hay que ser crudos y muy sinceros: qué ganamos con formar repúblicas "modernas" desintegrando el imperio español, es mucho más propio ser subdito de un rey hispánico, que ciudadano de una colonia anglosajona. Me declaro, en este sentido, novohispano y monárquico».

—José Luis Ontiveros