La gente no es como tú quieres que sea. Mata a tus ídolos. Seguro que puedes aprender muchas cosas de ellos, pero no van a ser lo que piensas que son, lo que deberían ser.

La mayoría, esos que tienes puestos en un pedestal, habrán fallado, tendrán debilidades, serán egoístas y condescendientes. Serán perezosos y cortos de miras. No serán perfectos. Ni mucho menos.

Pero eso está bien. Aprende de sus debilidades. Por supuesto, aprende de sus fortalezas y emula o copia lo que hicieron bien; pero es igual de importante aprender de sus fracasos. FÍJATE EN LO QUE NO TIENES QUE HACER.

Porque no puedes controlar a otras personas. No puedes hacer que sean lo que tú quieres.

La única persona que puedes controlar eres tú mismo. Céntrate en convertirte en quien deberías ser: más rápido, más fuerte, más inteligente, más humilde, menos ego.

Disciplina tu cuerpo. Libera tu mente. Madruga y a la carga.
Hazlo y te convertirás quien estás llamado a ser. Conviértete en esa persona a través de las pequeñas decisiones. Paso a paso, de forma constante y sin descanso.

FUERZA Y HONOR.