El anuncio de cortes de luz programados durante el verano pone en evidencia la precariedad del sistema energético argentino. Esta situación no solo afecta la calidad de vida, sino que revela la falta de inversión en infraestructura adecuada. En lugar de medidas paliativas, Argentina necesita priorizar su soberanía energética, una clave para el desarrollo económico sostenible.

Sin una estrategia sólida, el crecimiento económico y social seguirá estancado, y seguirá quedando en evidencia que la administración de recursos energéticos por parte de privados solo busca el enriquecimiento de los mismos y de sus intermediarios, no la solidez de una red eficiente para el desarrollo nacional.

Milei ha viajado a Nueva York para presentar su programa económico en Wall Street y mantener reuniones de "alto nivel", incluyendo un nuevo encuentro con su amigo Elon Musk. Sin embargo, resulta irónico que mientras él busca llamar la atención y promueve su visión de ajuste económico, más de la mitad de la población argentina vive en o bajo la línea de pobreza. Esta desconexión entre sus ambiciones de proyección internacional y la realidad que enfrentan millones de argentinos resalta las contradicciones de su plan económico, que no ha demostrado mejoras para los sectores más vulnerables.

El hecho de que Milei promueva su programa como una solución viable en foros internacionales es profundamente preocupante cuando la situación interna de Argentina sigue empeorando. La pobreza masiva y la desigualdad estructural que afecta a gran parte del país subrayan que no hay un verdadero éxito económico si la mayoría apenas puede subsistir. Las prioridades deben enfocarse en resolver estos problemas antes de buscar una palmada en la espalda por parte de los amos de la economía mundial, a la vez que sigue con su infantil campaña para tratar de demostrar que no es un "fenómeno barrial".

En un mundo donde las voces disidentes son silenciadas y el pensamiento se encuentra cada vez más vigilado, es imperativo ser fieles a nuestras ideas, a nuestros sentimientos más profundos, y luchar sin descanso por lo que creemos correcto. No podemos permitir que el conformismo nos arrebate la convicción de lo que es noble y justo, ni que la comodidad nos lleve a traicionar lo que sabemos que es bello y verdadero. Los valores que nos sostienen, aquellos que han perdurado durante siglos, no deben ser sacrificados en el altar de la corrección política ni bajo la presión de una sociedad que busca homogeneizar el pensamiento. La lucha por la justicia y por los principios eternos que nos guían es, y siempre será, un acto de coraje.

Nos enfrentamos a una "policía del pensamiento" que pretende dictar lo que es aceptable, imponiendo sus verdades frágiles y cambiantes mientras nos arrebatan la esencia de lo que realmente importa. Debemos resistir a este intento de borrar nuestros valores fundamentales y rechazar cualquier intento de convertirnos en simples peones de un sistema que premia la sumisión. La fidelidad a uno mismo, a nuestros ideales y convicciones, es el acto más revolucionario en estos tiempos de decadencia moral.

"¿Cómo llamas a lo que tienes dentro pero no puedes explicar? ¿Qué fuerza te hace hervir la sangre cuando ves injusticias, mentiras, prevaricaciones? ¿Qué fuerza te mantiene despierto cuando tienes que hacer guardia para defender un lugar que has ganado? ¿Qué te hace pasar la noche pegando carteles? ¿Qué te da la fuerza, día tras día, para despertar y seguir adelante?
Nos gusta llamar a esto nuestro "Amor Desesperado". Porque no espera nada, porque no muere. Porque somos testarudos, luchadores, románticos como los enamorados."

Gianluca Iannone

Frente a los que se alinean con Trump y los que se inclinan hacia Putin, nuestra posición es inequívoca: nuestra mirada debe estar firmemente centrada en Argentina y su pueblo. No podemos permitirnos ser condicionados o manejados por los intereses extranjeros, ya sean atlantistas o por potencias del Este. Menos aún debemos dejar que los conflictos de Oriente Medio, que nada tienen que ver con nuestras prioridades, nos desvíen de nuestro verdadero objetivo. Nuestra lealtad y compromiso están con Argentina.

No podemos ser aliados de quienes no comparten nuestros intereses como nación, y mucho menos ser cómplices y serviles de grupos que imponen sus agendas a expensas de las reales necesidades e intereses de nuestra patria. Nuestra lealtad debe estar con el bienestar y la soberanía de Argentina, sin sucumbir a las presiones y manipulaciones de agendas ajenas. Es esencial que mantengamos nuestra independencia y actuemos siempre en función de lo que verdaderamente nos beneficia a los argentinos.

El gobierno de Milei, demostrando una vez más a quién responde su gestión política, pretende garantizar el funcionamiento del radar inglés (disfrazado por capitales norteamericanos) emplazado en Tolhuin, provincia de Tierra del Fuego. Este radar, autorizado durante el gobierno de Alberto Fernández, simboliza una grave traición a la soberanía nacional. Lejos de reivindicar un control firme sobre nuestro territorio continental, Milei y su administración se alinean con una tradición preocupante: la indiferencia hacia la ocupación y vigilancia extranjera en nuestras tierras. Esta decisión no solo evidencia la falta de voluntad política para defender nuestra soberanía, sino que también expone el servilismo de nuestro gobierno ante los intereses foráneos que buscan controlar nuestras regiones estratégicas.

El mantenimiento de una infraestructura de vigilancia británica, bajo pretexto de escudriñar los cielos en busca de trayectoria de satélites y de "basura espacial", en territorio continental argentino es un acto que desmiente cualquier pretensión de independencia y soberanía. En lugar de enfrentar y revertir estas concesiones, el actual gobierno no solo las acepta, sino que las avala, subrayando un patrón continuo de subordinación a intereses extranjeros. Esto revela una preocupante continuidad en la política nacional, donde ningún gobierno parece dispuesto a desafiar las intromisiones foráneas en nuestro territorio.

Estamos siendo gobernados por traidores, individuos que actúan exclusivamente en función de sus propios intereses, mientras el pueblo argentino se convierte en una mera sombra de su propia realidad. Los políticos, que deberían ser nuestros servidores, parecen haber olvidado por completo su deber hacia nosotros. El reciente veto a la movilidad jubilatoria, un acto celebrado con regocijo por Javier Milei, pone en evidencia, una vez más, la podredumbre y corrupción que define a nuestro sistema político.

Este veto no es simplemente una cuestión administrativa; es un ataque directo a la dignidad y al bienestar de nuestros jubilados. Son estos hombres y mujeres, que han dedicado toda su vida al trabajo y al esfuerzo, quienes ahora deben enfrentarse a la indignidad de mendigar para poder llegar a fin de mes. Nuestros mayores, que han construido el país con su sacrificio, continúan siendo la variable de ajuste en este sistema corrupto. Es una realidad inaceptable y humillante que refleja la descomposición profunda y sistémica que afecta a nuestra nación.

No hay otra manera de decirlo. El hecho de que quienes ocupan los cargos de poder festejen con medidas que perpetúan esta injusticia es un claro reflejo de que nos gobiernan traidores hijos de puta.

En el camino de la revolución nacional y vitalista, abrazamos con firmeza la "Ley del Silencio" de Codreanu, que nos insta a hablar poco y actuar con contundencia: "habla poco. Di solo lo que debes. Habla solo cuando sea necesario. Tu oratoria debe ser actos, no palabras. Tú logras: deja que otros hablen." En nuestra visión, “somos lo que hacemos” no es solo un principio, sino el pilar sobre el que edificamos nuestra identidad y nuestra lucha. Cada acción concreta, cada esfuerzo tangible en el fortalecimiento de nuestra patria, debe ser nuestro mensaje. Las palabras vacías de otros, sus calificaciones y etiquetas, no nos afectan; lo que verdaderamente importa es el impacto de nuestros actos y cómo estos construyen la realidad que anhelamos. En ese camino, nuestras acciones son el verdadero testimonio de nuestro compromiso y nuestro ser.

Definidos por lo que hacemos y no por lo que dicen de nosotros, estamos llamados a ser ejemplos vivos de nuestra cosmovisión. En cada paso, en cada obra, demostramos nuestra lealtad a la causa y a los principios que defendemos. Así, con cada acción, reafirmamos nuestra identidad y nuestra misión. En esta lucha, nuestras obras hablarán por nosotros, y en ellas se reflejará la grandeza de nuestra convicción y el vigor de nuestro propósito.

[10/09/2024]
Nuevo artículo en El Faro Online:

"Sobre las causas que defendimos"

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https://nucleosocial.ar/elfaro-online/sobre-las-causas-que-defendimos/