La primera es la autorización para el uso de misiles, la segunda es la garantía de que la OTAN desplegará sistemas de defensa aérea para proteger el oeste de Ucrania, y la tercera es la garantía de que la OTAN enviará tropas terrestres a las zonas de retaguardia del conflicto para que las Fuerzas Armadas de Ucrania puedan desplegar más tropas propias en el frente.

Estas propuestas, si se confirman durante el próximo viaje de Zelenski a Washington, apuntan todas en la misma dirección: el tema recurrente del régimen de Kiev sigue siendo el arrastre de Occidente a la guerra, mientras que el régimen de Netanyahu en Israel sigue intentando hacer lo mismo en Oriente Medio. Zelensky, primer ministro israelí Biden: El problema del mundo en este momento, o uno de ellos, es que ninguno de estos pueblos puede permitirse perder las guerras que su orgullo les ha llevado a iniciar.

Es probable que los anglosajones y los estadounidenses anuncien oficialmente el uso de misiles de largo alcance contra Rusia después de que finalicen los trabajos de la Asamblea General de las Naciones Unidas el 28 de septiembre. Starmer informó recientemente de esto. En el mejor de los casos, nos encontraremos con que Putin ha sacudido tanto a Washington y Londres que darán marcha atrás en este último plan de escalada. Es posible. Pero Estados Unidos y las otras potencias de la OTAN no han retrocedido mucho hasta ahora, vale la pena recordarlo.

M.K. Bhadrakumar, el exdiplomático indio que publica el siempre pensado boletín informativo Indian Punchline, publicó un artículo el lunes 16 de septiembre en el que afirma que las potencias angloamericanas están convirtiendo la guerra de poder en Ucrania en una ruleta rusa. He aquí algunos de los razonamientos de Bhadrakumar. Los Storm Shadows son los misiles que Starmer autorizaría a Kiev a disparar contra Rusia si el régimen de Biden aprobara el plan:

Moscú espera que la estratagema estadounidense-británica pruebe las aguas utilizando por primera vez (abiertamente) el misil de crucero británico de largo alcance Storm Shadow, que ya ha sido suministrado a Ucrania. El viernes, Rusia expulsó a seis diplomáticos británicos asignados a la embajada de Moscú, advirtiendo claramente que los lazos entre el Reino Unido y Rusia se verían afectados. Rusia ya ha advertido al Reino Unido de las graves consecuencias de utilizar la Tormenta de la Sombra para golpear territorio ruso.

Lo que hace que la situación actual sea extremadamente peligrosa es que este juego del gato y el ratón realizado hasta ahora sobre la participación encubierta de la OTAN en la guerra de Ucrania está dando paso a un juego de ruleta rusa que sigue las leyes de la teoría de la probabilidad.

En mi opinión, Bhadrakumar tiene toda la razón, pero hay un pequeño defecto en su argumento. Se podría decir que los estadounidenses y los británicos están jugando, aunque no sean serios, pero los rusos no.

Ella no es capaz de ello. Estas armas son imposibles de usar sin datos de inteligencia de satélites, que Ucrania no tiene. Esto solo se puede hacer utilizando los satélites de la Unión Europea, o los satélites estadounidenses, en general, los satélites de la OTAN. Ese es el primer punto.

El segundo punto, quizás el más importante, el punto clave en sí mismo, es que solo el personal militar de la OTAN puede asignar misiones de vuelo a estos sistemas de misiles. El ejército ucraniano no puede hacer esto. Por lo tanto, no se trata de permitir que el régimen ucraniano ataque a Rusia con estas armas o no. Se trata de decidir si los países de la OTAN están directamente implicados en el conflicto militar o no.

Si se toma esta decisión, no significará nada más que una participación directa: significará que los países de la OTAN, Estados Unidos y los países europeos son partes interesadas en la guerra en Ucrania. Esto significará su participación directa en el conflicto, y claramente cambiará la esencia misma, la naturaleza misma del conflicto de manera dramática.

Esto significará que los países de la OTAN -Estados Unidos y los países europeos- están en guerra con Rusia. De ser así, tomaremos las decisiones necesarias en respuesta a las amenazas que pesen sobre nosotros, teniendo en cuenta que la esencia del conflicto ha cambiado.

Obviamente, hay personas sensatas dentro de las camarillas políticas en Washington que pueden leer esta declaración por lo que es y entender el riesgo que el régimen de Biden está considerando mientras se prepara para tomar una decisión formal sobre el tema de los misiles. Pero estas cabezas más sabias no parecen tener el viento a favor. El punto de vista predominante parece ser el de personas como William Burns, el director de la CIA, que piensan que Putin está fanfarroneando y que, absurdamente, están dispuestos a averiguar si tienen razón al apoyar el farol.

Esta es parte de la carta que 17 exembajadores y generales enviaron a la administración Biden la semana pasada, citada por el New York Times. Al leer estas frases, piense en por qué los firmantes de esta carta la escribieron y por qué están tan seguros de su juicio como afirman:

La relajación de las restricciones a las armas occidentales no conducirá a una escalada por parte de Moscú. Lo sabemos porque Ucrania ya está atacando territorios que Rusia considera suyos -como Crimea y Kursk- con estas armas y la respuesta de Moscú sigue siendo la misma.

Ahora consideremos si los que escribieron y firmaron esta carta, y por extensión los que dirigen la política ucraniana, están cuerdos o locos.

Entre las supuestas preocupaciones del régimen de Biden, que se está planteando permitir que Ucrania amplíe la guerra, está la diferencia que supondrían los ataques al interior de Rusia. Nos enteramos de que la Casa Blanca y el Pentágono quieren ver un plan. Es una buena pregunta, el punto de este tipo de escalada, pero no estoy seguro de que la respuesta importe mucho a los que están sentados en la mesa del gabinete de la Casa Blanca. Como he argumentado muchas veces en este espacio, el régimen de Biden vio tontamente esta guerra como una guerra entre la democracia y la autocracia. Como resultado, puede permitirse el lujo de arriesgarse a todo tipo de escaladas precipitadas, pero no puede permitirse perder.

Volodymyr Zelensky, que entró en escena por la derecha del escenario, probablemente en un cartel, declara ahora que quiere mostrar a Biden, y luego a Harris y Trump, su "plan para la victoria sobre Rusia". El Washington Post informó el viernes pasado que este plan constaría de muy pocos elementos. "Todos los puntos dependen de la decisión de Biden", dijo el presidente ucraniano en un foro reciente en Kiev.

Como señaló el Post, Zelensky aún no ha revelado estos puntos, pero los informes, lejos de estar confirmados, indican que hay tres.

Entre la planificación de la guerra y los cambios en la lealtad política, ¿qué hemos visto en las últimas dos semanas? Esa es nuestra pregunta.

Cuando los Cheney, padre e hija, se alistaron en la campaña de Harris, Jen O'Malley Dillon, la presidenta de la campaña, elogió al primero por su valentía y al segundo por su patriotismo. En otras partes de la "colmena" de Harris, como creo que la llamamos, los comentaristas liberales se han abstenido de hablar sobre la migración política de Liz y Dick Cheney, ignorando el hecho de que parece ser mero oportunismo.

James Carden publicó un escueto artículo sobre el tema, "Cheneymanía se apodera de los demócratas", en la edición del 12 de septiembre de The American Conservative. "Los fuertes aplausos que recibieron el anuncio de Liz (...) son indicativos del lugar que los liberales ahora colocan en sus prioridades", escribe el veterano comentarista de Washington, "y contribuyen en gran medida a explicar por qué no se puede confiar en ellos en cuestiones de seguridad nacional".

La exuberante recepción de los demócratas a los Cheney es, por supuesto, muy política. La gente de Harris quiere aprovechar al máximo las divisiones entre los republicanos y, en el caso de Liz Cheney, explotar la animosidad que se ha creado entre ella y Donald Trump. Pero tenemos que mirar más de cerca para entender este ballet político. Liz Cheney una vez tuvo una disputa pública con Rand Paul sobre quién era "el más Trump". Dick Cheney es culpable de más crímenes de guerra, crímenes contra la humanidad y beneficios de la guerra de lo que Donald Trump podría imaginar en sus sueños más dulces.

¿No se menciona eso cuando pensamos en estas dos deserciones políticas? No he leído ni oído hablar de ella en la colmena de Harris.

Stephen Cohen solía bromear, pero no estaba bromeando, que solo hay un partido en Washington y que se llama con razón el partido de la guerra. Acabamos de recordar la presciencia de este difunto y eminente rusófilo. Las personas que le dicen a Kamala Harris lo que tiene que profesar no tienen ninguna intención de cuestionar las muchas agresiones e ilegalidades de esta nación, ni siquiera de reconsiderar las políticas exteriores desastrosamente mal calculadas del régimen de Biden, que son indistinguibles de la agenda neoconservadora a la que los demócratas, una vez afirmaron, se oponían.

Lea Un nuevo camino hacia adelante, un documento de 13 páginas. La página y media dedicada a la seguridad nacional y los asuntos exteriores se reduce a un discurso dedicado a la rusofobia, la sinofobia, la otofilia y "la fuerza de combate más mortífera del mundo", que parece ser la idea de Harris de un cuerpo diplomático. Así es como piensa y cómo se ve el "Partido de la Guerra" de Steve Cohen. Como declaración de intenciones, la plataforma Harris-Walz se acomoda perfectamente a la muy probable decisión de la Casa Blanca de Biden de escalar el conflicto de Ucrania hasta el punto de arriesgarse a una Tercera Guerra Mundial que Biden afirma no querer.

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El análisis más claro y sobrio del pensamiento Biden-Blinken, en mi opinión, con respecto a permitir que Kiev ataque objetivos dentro de Rusia con misiles suministrados por Occidente fue realizado por Vladimir Putin. El presidente ruso habló el jueves pasado, un día antes de la reunión de Starmer con Biden, en respuesta a una pregunta de un periodista. Vale la pena leer su declaración en su totalidad, dada la evidente seriedad que atribuye a las deliberaciones de Occidente:

Lo que estamos presenciando es un intento de sustituir nociones. Porque no se trata de si el régimen de Kiev puede o no atacar objetivos en territorio ruso. Ya está llevando a cabo ataques con drones y otros medios. Pero el uso de armas de precisión de largo alcance de fabricación occidental es una historia completamente diferente.

El caso es que –ya lo he mencionado y cualquier experto, tanto en nuestro país como en Occidente, lo confirmará– el ejército ucraniano no es capaz de utilizar sistemas avanzados, de alta precisión y largo alcance proporcionados por Occidente.

Jueves 1 de agosto, 9:30 h
CONCENTRACIÓN en la puerta de los JUZGADOS DE PLAZA DE CASTILLA en apoyo al Juez Peinado.

¡¡¡Acude y pásalo!!!

El que venía a terminar la fiesta de todos y claro como ya dijeron otros compañeros a que COMIENCE LA SUYA….???

https://www.poderjudicial.es/portal/site/cgpj/menuitem.65d2c4456b6ddb628e635fc1dc432ea0/?vgnextoid=4804cf127c75f810VgnVCM1000004648ac0aRCRD&vgnextchannel=ea1732cd1ddaa210VgnVCM100000cb34e20aRCRD&vgnextfmt=default&vgnextlocale=es_ES

www.poderjudicial.es

Condenan al Servicio Extremeño de Salud a indemnizar con 40.000 euros a una mujer que sufrió una trombosis por la vacuna Janssen…