UN MAGO NO DUDA DE SU PODER

HABLALE A TU CELULAS, BIOREPROGRAMACION CON TITO FIGUEROA

Entrevista Exclusiva con el Dr. Alejandro Zaleta

DESIDIA

*Esto es lo que hay que comprender.

En el primer caso, bajo una apariencia de tranquilidad, se esconde una ruina latente.

Si no vivís correctamente, podéis siempre decir:

“Me siento bien, me porto bien”, pero en realidad os equivocáis, es como una casa hermosa cuyas vigas están ya carcomidas por los gusanos.

De momento, quizás todavía es sólida, pero un día…"

Omraam Mikhaël Aïvanhov*

*Es precisamente éste el motivo por el que las mujeres han guardado en el subconsciente ese estado ancestral del Paraíso, y sienten la necesidad de perfumarse.

A partir de ahora, deben saber que pueden volver a encontrar ese nuevo perfume, pero con la condición de restablecer en ellas ese estado de pureza original, a través de una alimentación pura, sentimientos puros, pensamientos puros."
Omraam Mikhaël Aïvanhov*

*" Primero se es vulnerable internamente, y poco a poco el mal acaba por manifestarse también exteriormente.

Se han visto ejemplos entre los médicos y las enfermeras: algunos, que tenían una fe extraordinaria y una sangre muy pura, pudieron vivir entre los enfermos de la peste, los leprosos, los tuberculosos, sin ser contaminados.

Mientras que otros, que trataron incluso de huir para no contaminarse, fueron atrapados y alcanzados por los microbios.

Sí, porque dejaron penetrar en ellos las impurezas, y éstas son siempre un buen alimento para los microbios y los virus.

La pureza de la sangre, al igual que la de los pensamientos y de los sentimientos, se opone a la enfermedad. Pero si el mal ha penetrado ya en los pensamientos, en los sentimientos, en el corazón, en los deseos, significa que hay una puerta abierta, y luego es muy fácil que ese mal descienda hasta el plano físico."

Omraam Mikhaël Aïvanhov*

*El Desánimo - un invierno después del cuál, vuelve la primavera.

"Sea lo que sea lo que queramos hacer en la vida, y aunque tengamos los mejores proyectos, siempre nos encontramos con dificultades, con obstáculos.

Debemos saberlo y tomar precauciones para nunca dejarse llevar por el desánimo, que es una de las peores tentaciones que existen.

Cuando empecéis a sentiros agobiados, sobrepasados por la situación, decíos inmediatamente que este estado no va a durar.

Refugiaos en vosotros mismos, como si entraseis en hibernación, y permaneced ahí hasta que el soplo de la vida vuelva a visitaros.

El desánimo es como el invierno; pero después del invierno llega la primavera.
Según los años, la primavera llega más o menos pronto; a veces, llega muy tarde, pero siempre acaba llegando.
Por eso nunca hay que perder completamente la esperanza y el ánimo. En un momento u otro, vuestro entusiasmo, vuestra energía, volverán.

¡Cuántos desistieron apenas unos instantes antes de que las fuerzas de la primavera resurgiesen en ellos! Y es una lástima, por fin iban a ser salvados, pero se dejaron sumergir por el desánimo porque no presintieron ninguna renovación."
Omraam Mikhaël Aïvanhov*

*El signo de Mercurio

" Cuando se estudia el signo de Mercurio ☿, se observa que los símbolos del Sol y de la Luna tienen en él un lugar inhabitual.

En principio, como revela el Árbol sefirótico, el Sol está por encima de la Luna, y Tipheret por encima de Iésod, y en la jerarquía de los elementos, el fuego está por encima del agua.

Aquí, al contrario, el Sol está colocado debajo de la Luna.

¿Por qué?

Para darle calor, exaltarla.

Este lugar respectivo del Sol y de la Luna, corresponde a un fenómeno cósmico que comprenderéis mejor si os digo que se reproduce en la vida cotidiana, cada vez que se pone agua al fuego para hacerla hervir.

El agua que hierve se transforma en vapor y consigue incluso hacer saltar la tapadera.

El fuego transforma el agua en una fuerza motriz.

El fuego representa el principio masculino, el agua el principio femenino.

Así pues, el principio masculino, actuando sobre el principio femenino, produce una fuerza que los Iniciados saben utilizar para desplazarse en el espacio.

En el ser humano, el principio masculino es el espíritu y el principio femenino el alma, y cuando el alma exaltada por el espíritu recorre el espacio, el hombre se convierte en la perfecta encarnación del signo de Mercurio.

Esta misma idea ha sido expresada en la mitología griega con el dios Hermes (Mercurio), que se desplazaba gracias a las alas que tenía en los talones."

Omraam Mikhaël Aïvanhov*

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