Siempre hay un primer paso. Ese que nos pone en camino y marca todos los que vendrán después. El que se convierte en brújula y nos señala una dirección.

La felicidad no depende de lo que nos pueda pasar, sino de cómo percibimos aquello que nos ocurre.

El tiempo pasa, se apaga, no espera.

Deja de esperar una disculpa para que te sanes. Es posible que la otra persona nunca pueda dejar de lado su orgullo y pedir perdón. Tu felicidad no puede depender de que otros te reconozcan sus malas acciones.
Aún puedes recuperarte sin esa disculpa.
Aún puedes seguir adelante.

Puedes ser amable y tener límites. Puedes ser útil y decir que no a veces. Tener un límite no significa que seas mala, significa que lo sabes mejor.

Al final del día eres sólo tú y tu pequeña vida. Así que adelante, disfrútala, sé la persona que quieres ser. Romantiza tu propia vida y comprométete a disfrutar las cosas.

No aceleres las cosas, ve a tu paso y todo progresará bien. Tu momento llegará y vas a brillar, no intentes correr porque solo te cansarás más.

Yo creo en tí.
¿Tú tambien crees en mí?

Un día dejas de ver estados, respondes cuando tienes tiempo, desactivas el visto, desactivas tú última vez, no abres los chats, y ya no hay vuelta atrás, se convierte en un hábito y luego en un estilo de vida.