Hace unas horas nos llegaba la noticia del fallecimiento de Ursula Haverbeck, quien a lo largo de su vida fue una figura profundamente comprometida con los verdaderos ideales, incansable en su lucha por la preservación de la verdad. A los 96 años, Ursula Haverbeck cerró el capítulo de una existencia que estuvo marcada por una militancia firme y decidida, y por su inquebrantable postura ideológica y la continua defensa de sus convicciones, a pesar de las duras críticas y las condenas legales que sufrió a lo largo de su vida.

Haverbeck nunca abandonó su lucha y se mantuvo activa hasta sus últimos días, defendiendo sus puntos de vista ante cualquier adversidad. A lo largo de décadas, se mantuvo como una voz persistente en la denuncia de la manipulación de la historia y la condena injusta al NacionalSocialismo.

Hoy parte un símbolo de la persistencia en la defensa de lo correcto, de la lealtad y de una valentía que desafió los límites de la aceptación social. Ursula Haverbeck será recordada como una mujer de principios firmes, que jamás cedió ante las presiones externas, y que siguió defendiendo, con una voluntad inquebrantable, la visión del mundo que abrazamos.

Ursula Haverbeck
¡PRESENTE!

La marcha LGBT es un evento que, claramente, promueve una visión del mundo absolutamente distorsionada. Ver a personas en la vía pública disfrazadas de forma extravagante y grotesca, adoptando posturas y comportamientos obscenos, no responde a un derecho de libertad de expresión, sino a una transgresión destinada a afectar a quienes no desean exponerse a ello, incluyendo niños y familias. No se trata de orgullo, ni de visibilidad ni de respeto, sino de correr constantemente los límites de lo moral y socialmente aceptable; una verdadera ventana de Overton.

No hay "orgullo" en esa marcha, sino una demostración más de la Agenda 2030, promoviendo la ideología de género, normalizando la hormonización de menores y lo trans sin considerar la edad o el desarrollo personal. Su bandera de “el amor no tiene edad” es una clara promoción de la aceptación de la pedofilia como algo legítimo, cuando claramente no lo es.

No es orgullo, ni son derechos: son Agenda 2030.

Marchamos, aunque a veces el camino se nos haga interminable. Marchamos con el peso de la historia en nuestros hombros, con el recuerdo de quienes nos precedieron y la mirada puesta en quienes vendrán. A pesar de los golpes, a pesar de las caídas, de los contratiempos, seguimos marchando. Lentos, sí, pero firmes, con cada paso más convencidos de que nuestra lucha es justa. No marchamos por inercia, marchamos porque lo creemos, porque lo sentimos, porque cada paso es una afirmación de nuestra idea y de la de todos los que comparten nuestra causa.

Hoy, como ayer, como mañana, seguimos. Inexorables, marchamos. Porque nos mueve la memoria de los que ya no están físicamente con nosotros, pero igualmente siguen marchando. Y lo hacemos también por los que vendrán, para que nuestras huellas sean su guía. No es fácil, no es rápido, pero en cada paso está nuestra victoria, porque lo importante no es llegar ya, sino no detenerse jamás. Por eso, seguimos marchando.

Somos lo que damos.
Somos lo que hacemos.
Somos los argentinos que no se rinden.

Somos Núcleo Social Argentina

"Una colección de errores no constituye una verdad: la calidad no puede derivarse de la cantidad; un valor no es un peso. Las razones de la mayoría no pueden tomarse como buenas razones."

— Alain de Benoist, El Problema de la Democracia