Meditación de hoy, 14 de octubre (este mes meditamos en la Confianza en Dios)
Abate Lasausse (1853): Año Feliz o Santificado por la meditación de sentencias y ejemplos de Santos, Burgos, Imprenta de D. Sergio de Villanueva.

«Cuando uno se propone emprender alguna cosa que mira al servicio de Dios, después de haberle pedido sus luces y reconocido que esta es su voluntad, es preciso valerse de los medios humanos que se juzguen necesarios y convenientes para ejecutar las órdenes de la Divina Providencia. Sin embargo, no debemos confiar en estos medios, sino únicamente en su Divina Asistencia. De ella debemos esperar el buen éxito, y estemos persuadidos de que lo que acontezca será lo más ventajoso para nosotros.» — San Vicente de PaúlDía 14. Habiéndose encomendado una persona a las órdenes de este Santo, le respondió: "He estado toda la mañana tan ocupado que no he podido hacer sino un poco de oración, y en ella bien distraído. Sin embargo, jamás me he desalentado, porque pongo en Dios mi esperanza. Estoy seguro de que el trono de la bondad y de la misericordia de Dios está colocado sobre el fundamento de nuestras miserias."

San Ignacio se portaba en todo lo que emprendía como si todo dependiese de él, y ponía toda su confianza en Dios como si todo dependiese de Dios.

Meditación de hoy, 12 de octubre (este mes meditamos en la Confianza en Dios)
Abate Lasausse (1853): Año Feliz o Santificado por la meditación de sentencias y ejemplos de Santos, Burgos, Imprenta de D. Sergio de Villanueva.

«El que sirve a Dios con un corazón puro y busca unicamente Su Gloria, puede siempre esperar que aquello que ha emprendido por Dios tendrá buen éxito. Su esperanza tiene un fundamento superior al juicio humano, el cual es de muy poco valor, porque las obras que miran al servicio de Dios exceden al juicio de la providencia humana y dependen de un principio más elevado.» — San Carlos BorromeoDía 12. Este Santo Cardenal tenía costumbre de recurrir a Dios por la oración en todas las ocurrencias. Así es como comenzaba y acababa todas sus obras y tanto más oraba cuanto era más dificultoso lo que emprendía por Dios.

En los casos que a él le parecía que todo se presentaba sin esperanzas, redoblaba sus oraciones hacia Dios sin perder la confianza, y así el Señor bendecía todas sus empresas. Esta confianza en Dios le hacía salir bien, con grande admiración de todos, en las cosas que parecían imposibles.

Queriendo persuadir un día a una persona de bastante rango de que tuviese confianza en Dios en todas las circunstancias, porque el Señor no abandonaba jamás a los que esperaban en Él, le refirió lo que le había acontecido poco antes:

"El que estaba encargado de los los negocios de mi casa vino lamentándose y diciéndome que se hallaba sin dinero, y que no sabía cómo podría en adelante atender a los gastos más necesarios. Me suplicó que desde el mismo momento sería más reservado en limosnas y obras piadosas, añadiendo que si no tomaba este partido me vería enteramente arruinado. Yo no le dí otra respuesta sino que confiase en Dios y que le favorecería. Estas palabras no le tranquilizaron y se fue muy descontento, dejándome solo.

Sin embargo, a las dos horas recibí un paquete de cartas en donde hallé una letra de cambio que venía de España. Al punto hice venir a mi ecónomo que había mostrado tanto ardor, y entregándole la letra le dije: Toma, hombre de poca fe, reconoced que el Señor no nos ha abandonado. El recibo de esta letra de cambio es verdaderamente a mi parecer un rasgo de la Divina Providencia. Porque aunque es cierto que se me debía esta suma de mil escudos, no debía sin embargo satisfacérseme hasta transcurrir dos meses más.

Tengamos una gran confianza en Dios. No digo una confianza temeraria y presuntuosa, sino que sea arreglada por la prudencia cristiana."

Meditación de hoy, 11 de octubre (este mes meditamos en la Confianza en Dios)
Abate Lasausse (1853): Año Feliz o Santificado por la meditación de sentencias y ejemplos de Santos, Burgos, Imprenta de D. Sergio de Villanueva.

«Dios cuida de aquel que pone en Él todos sus pensamientos y confía interiormente en Él, sirviéndole con mucha fidelidad. A medida que es mayor su confianza, tanto más le proteje Dios. Este mismo Señor les favorece con sus auxilios en todos los peligros, porque tiene un amor infinito por las almas que descansan en Él.» — San Francisco de SalesDía 11. San Hugo Obispo decía que había experimentado muchas veces que cuanto más se esmeraba en hacer bien lo perteneciente al culto divino, tanto más el Señor le condecía las cosas necesarias y útiles.

San Francisco de Asís y sus hijos no tenían nada, y sin embargo jamás les faltaron vestidos para cubrirse y alimentos para mantenerse. Cuando enviaba a sus compañeros a predicar a algún pueblo, les dirigía estas palabras del Profeta: "Poned en Dios vuestro cuidado y Él os alimentará." Este Santo decía hablando de su comunidad y de Dios: «Tenemos una Madre que es verdaderamente pobre, pero al mismo tiempo tenemos un Padre muy rico.»

El Señor dio a entender estas palabras a una Santa: "Pensad en mí y Yo pensaré en ti, y te cuidaré en todas tus necesidades."

Meditación de hoy, 8 de octubre (este mes meditamos en la Confianza en Dios)
Abate Lasausse (1853): Año Feliz o Santificado por la meditación de sentencias y ejemplos de Santos, Burgos, Imprenta de D. Sergio de Villanueva.

«Esforcémonos por concebir una gran desconfianza de nosotros mismos y tener esta verdad siempre presente en nuestro espíritu: por nosotros mismos no servimos para nada y, si algo podemos, es inutilizar los designios de Dios. Si no la perdemos de vista, nos mantendrá en una entera dependencia del cuidado de Dios y nos hará recurrir muchas veces a Él para obtener sus auxilios». --- San Vicente de PaúlDía 8. El padre Dupón decía, que lo que solía ser motivo de desaliento para otros, como la consideración de la fragilidad humana, de su flaqueza propia y de los pecados cometidos, aumentaba en él su confianza en Dios, lejos de desalentarle, porque fijaba entonces sus miras en la bondad y misericordia de Dios, a quien había consagrado enteramente todo lo que era y todo lo que tenía.

Preguntaron a san Wenceslao, Rey de Bohemia, cuyo ejército acababa de ser destruido y hecho prisionero, qué impresión había causado en él este acontecimiento, y respondió que jamás había estado más tranquilo y dio la razón. «Cuando yo estaba fortalecido de socorros humanos, no tenía casi tiempo para pensar en Dios; pero ahora que me hallo privado de ellos, no pienso más que en Él, y en Él solo pongo toda mi confianza y espero firmemente que no me abandonará».

San Felipe de Neri aconsejaba a los que dirigía que dijesen muchas veces al Señor: «Dios mío, no me abandonéis; es cierto que caeré, si vos no acudís a socorrerme. Ayudadme, pues por mí mismo no puedo hacer sino el mal».

Meditación de hoy, 7 de octubre (este mes meditamos en la Confianza en Dios)
Abate Lasausse (1853): Año Feliz o Santificado por la meditación de sentencias y ejemplos de Santos, Burgos, Imprenta de D. Sergio de Villanueva.

«El que confía en sus propios talentos, se hace a sí mismo un gran perjuicio. Cuando un superior, por ejemplo, un predicador o un confesor, confía en su propia prudencia, en su ciencia o en su ingenio, Dios, para hacerle conocer su ineptitud, le priva de sus auxilios y le deja obrar por sí mismo. Entonces, todos sus esfuerzos producen muy poco o nada, y esta es de ordinario la causa de no desempeñar bien los respectivos empleos». --- San Vicente de PaúlDía 8. Se ve que los santos, de quienes el Señor se ha servido de instrumento para la santificación de las almas, han tenido los más bajos sentimientos de sí mismos:

* San Vicente Ferrer decía de sí: «yo soy como un cadáver lleno de gusanos que es para todos un objeto de horror y que por todas partes despide hediondez». «Y lo más lamentable es», decía el mismo santo, «que todos los días se aumenta en mí la malicia».
Santo Domingo estaba persuadido que sus pecados atraían los castigos del Cielo por donde él pasaba.
San Vicente de Paúl tenía costumbre de decir a Dios: «Señor, todo lo destruiré, si Vos no arregláis todas mis palabras y todas mis acciones.»
San Francisco Javier se tenía por el más malo de todos los hombres.
** Santa Juana Francisca, con motivo de rehusar las religiosas la superioridad a la que eran elevadas, decía: «si un madero seco y árido pudiese humillarse y anonadarse delante de Dios y fuese en seguida elegido para gobernar, el Señor daría a este madero la inteligencia necesaria antes que permitir que gobernase mal».

Meditación de hoy, 6 de octubre (este mes meditamos en la Confianza en Dios)
Abate Lasausse (1853): Año Feliz o Santificado por la meditación de sentencias y ejemplos de Santos, Burgos, Imprenta de D. Sergio de Villanueva.

«¡Oh, Dios de mi alma!, quien me dará palabras bastante expresivas para hacer entender lo que dais a los que confían perfectamente en Vos; y al contrario, lo que pierden aquellos que llegan a confiar en sí mismos y a ensoberbecerse, aunque hayan sido mucho tiempo fieles a la gracia y colmados de los más grandes favores de Dios». --- Santa TeresaDía 6. Lucifer, jefe de los ángeles, cayó del Cielo. Judas, después de haber sido elegido por apóstol y después de haber escuchado por muchos años las palabras de vida eterna de la boca de Jesucristo, se hizo deicida. «Temamos; no cesemos de temer», decía un santo.

Cuando santa Teresa abundaba en consolaciones, se dirigía a Dios y le decía: «Oh, mi Dios, ¿cómo derramáis vuestras gracias en un vaso tan inmundo?, ¿tan pronto habéis olvidado mis pecados?

¿A qué atribuís vuestra caída?», decía san Felipe de Neri a los que, después de haber servido a Dios por algún tiempo, se acusaban de alguna falta considerable. «Sabed que vuestro orgullo es la causa de esto. Si hubierais sido humildes, no hubierais caído; y si os queréis levantar, debéis de humillaros mucho».

Meditación de hoy, 3 de octubre (este mes meditamos en la Confianza en Dios)
Abate Lasausse (1853): Año Feliz o Santificado por la meditación de sentencias y ejemplos de Santos, Burgos, Imprenta de D. Sergio de Villanueva.

«¿Queréis estar seguros de que podéis y debéis confiar en Dios? He aquí la razón. El Señor os dice: “yo no os abandonaré jamás; yo estaré siempre con vosotros”. Si un hombre atento y poderoso os prometiese todo esto, confiaríais en él. Dios os lo promete, y ¡lo ponéis en duda! ¿Queréis, pues, un principio más seguro que la palabra de Dios, que es infalible? Sí, sí. Dios lo ha prometido, Él lo ha escrito, Él ha empeñado su palabra. Vosotros le ultrajaríais, si no pusieseis en Él una gran confianza». --- San Agustín

Día 3. San Hugues, Obispo de Langrés, hallándose una noche desazonado y afligido por un accidente del cual le pareció estar amenazado, volvió a entrar en sí mismo y al punto hirió su pecho diciendo: «¡Soy un miserable! Dios ha prometido asistirnos en las tribulaciones, ¡y temo! Si me acontece alguna cosa incómoda, ¿no será por permisión de Dios?, y ¿no podría yo sacar alguna ventaja de esto?»

Santa Rosa de Lima era por naturaleza medrosa y tímida, igual que su madre. Rosa nunca entraba en una habitación sin luz, solo si era para rezar, porque entonces cesaba el miedo o se vencía a sí misma. Habiéndose retirado una tarde para orar a un pequeño gabinete que había en lo interior del jardín, estuvo más tiempo de lo que tenía de costumbre, lo cual hizo pensar a su madre que acaso le había acontecido alguna cosa pesada. Esta tierna madre quiso enterarse, yendo a ver si era así. No determinándose a ir sola, buscó a su marido para que la acompañase y fueron donde Rosa estaba.

Cuando los vio, Rosa dejó la oración, se excusó por estado en ella más de lo acostumbrado y se volvió con los padres. En el camino hizo la Santa esta reflexión, diciéndose a sí misma: ¿Cómo mi madre, tan temerosa como es, no ha tenido miedo viniéndome a buscar? Porque estaba con su marido. ¿Qué he de temer yo que estoy siempre acompañada de mi Divino Esposo? ¡Yo, que le tengo a mi lado y en medio de mi corazón! Este pensamiento disipó para siempre sus terrores pánicos y, en medio de esas ocasiones, decía: «no temeré males, porque Tú estás conmigo. Non timebo mala quoniam tu mecum es».

Meditación de hoy, 2 de octubre (este mes meditamos en la Confianza en Dios)
Abate Lasausse (1853): Año Feliz o Santificado por la meditación de sentencias y ejemplos de Santos, Burgos, Imprenta de D. Sergio de Villanueva.

«Es cierto que Dios desea lo que es más provechoso para nosotros, mucho más que lo que deseamos a nosotros mismos. Dios sabe mejor que nosotros porque medio nos puede venir, lo que nos es más favorable. La elección de estos medios está enteramente en sus manos, pues es Él quien lo dispone y ordena todo en este mundo. Y también es cierto que entre todos los acontecimientos que nos puedan suceder, el que nos acontezca será siempre el mejor para nosotros». --- San AgustínDía 2. San Francisco de Sales, sabiendo que todos los sucesos acaecían sin excepción por el orden de la Divina Providencia, descansaba en ella con más tranquilidad que la que tiene un niño que se halla en el regazo de su madre. Y decía que el Señor le había dado esta lección desde su juventud y que, si después de separado del mundo volviese otra vez a él, despreciaría bien pronto la prudencia humana que no era obra suya y se dejaría enteramente gobernar por la providencia divina.

«Sirvamos siempre bien a un Dios tan bueno y no nos abandonará», escribía a sus padres el gran siervo de Dios, Benito José Labre.

Meditación de hoy, 1 de octubre (este mes meditamos en la Confianza en Dios)
Abate Lasausse (1853): Año Feliz o Santificado por la meditación de sentencias y ejemplos de Santos, Burgos, Imprenta de D. Sergio de Villanueva.

«Nada hay imposible para Dios, porque su poder es infinito. Nada es difícil porque su sabiduría es igualmente infinita. Dios desea nuestro bien con un deseo infinito porque su bondad no tiene límites. Pues, ¿qué más será capaz de movernos a poner en Dios toda nuestra confianza?» --- Lorenzo Scupoli, autor de “El Combate Espiritual”Día 1. San Francisco de Sales tenía una confianza tan grande en Dios que, en medio de los mayores desastres, nada era capaz de turbar la paz de su alma. «Yo no puedo persuadirme», decía muchas veces, «que el que cree en una providencia infinita que se extiende hasta los más viles gusanillos, no espere algún bien de todo lo que la misma providencia permite que acontezca».

La gran confianza que un hombre tiene en Dios, creyendo que puede, sabe y desea ayudarle en todas las ocasiones, es muy agradable al mismo Dios. La confianza gana su corazón, ella le hace tal violencia, que el Señor no puede menos de colmarle de sus favores por la alegría que le procura, dándole esta señal de su perfecta dependencia y de su amor. Dios hizo conocer esta verdad a Santa Gertrudis, animándola con la más viva confianza.

Meditación de hoy, 4 de julio (mes de la Sencillez)
Abate Lasausse (1853): Año Feliz o Santificado por la meditación de sentencias y ejemplos de Santos, Burgos, Imprenta de D. Sergio de Villanueva.

“El oficio de la sencillez es conducirnos derechamente a Dios sin temer el respeto humano y sin consultar a nuestros propios intereses; hacernos decir las cosas con franqueza y del modo que nuestro corazón las siente, obrar con sencillez y sin ninguna mezcla de hipocresía ni artificio, a fin de apartarnos de todo género de engaño y falsedad.” (San Vicente de Paúl)

Día 4. Este santo no se proponía más que a Dios en todas sus obras, ni podía sufrir que se buscase otra cosa sino a Él. Habiendo sido acusado públicamente uno de los sacerdotes de su congregación de haber hecho una cosa por respeto humano, le reprendió severamente por ello diciéndole que le hubiera sido mejor ser arrojado al fuego atado de pies y manos que el obrar por agradar a los hombres.

Contestó a un misionero que le había escrito que, cuando hablase bien en sus cartas de alguno, lo hiciese de modo que lo supiesen los amigos de aquel de quien bien se hablaba: «Oh Dios, ¿cuáles son vuestros pensamientos? ¿en dónde está la sencillez de un misionero que debe ir siempre derecho a Dios? Acordaos que no le agrada la falsedad y que, para ser verdaderamente sencillo, jamás debemos mirar otra cosa que a Él.»

Estaba el santo tan ajeno de toda tergiversación cuando hablaba que ninguno recelaba ser engañado por él.